La Caverna (6) editado!!



Tomé con fuerza aquel cordis¹ y me levanté del suelo a pesar del clima, mis ojos ardían por el viento, pero di gracias por dejar de llorar, las nubes seguían oscuras y el cielo aún sollozaba.






Seguí el sendero, hace tiempo que no escuchaba más voz que mi pensamiento; hice un corazón con mis manos y miré a través de el hacia todos lados, bajé las manos al ver que la luna se asomaba de entre la nubes, los helechos seguían bailando al ritmo de la pioggia², moviéndose con la luna, aquella que siempre te sigue y encuentra dónde quiera que te escondas, un movimiento irregular de ideas llamó mi atención y seguí deambulando.
El camino se veía cada vez más largo, y la lluvia parecía cada vez más fuerte, mi cabeza no dejaba de dar vueltas por todos lados, tenía que descansar.
El piso empezó a ceder ante mi y el vacío entro como cobijo a mis pies aterrizando en un pelaje sedoso con un olor penetrante, me parecía familiar sin embargo. Bajé del sitio con extremo cuidado pensando que algo peligroso podría ser no hacerlo.
Una gigantesca bestia de colmillos afilados se encontraba durmiendo, de pelaje rubio, orejas largas y onduladas.
Había una luz especial, como si saliese del fondo del agua en el término de la caverna. Dirigí mí vista hacia arriba y solo se apreciaba un hoyo del cual caía aun un poco de polvo y tierra.
Me encontraba mojada, sucia, en un hoyo, con una stvorenge³ que podría comerme en cualquier momento y en ese momento en verdad me encontraba abierta a sugerencias.
Ahí si que hacía demasiado frío, podía ver mi aliento como un vapor ligero saliendo de mi boca; me abrasé y me hice un ovillo lo más lejos posible de la stvorenge³, un sollozo se escuchaba desde ahí, y una silueta halada contrastaba con la luz.
Me acerqué con sumo cuidado y alcancé a divisar a una mujer, como de mi altura, sentada sobre el agua. Me quité los zapatos para poder llegar hasta ahí y ver si podía hacer algo por ella.
Al tocar el agua ésta comenzó a congelarse haciendo un camino hasta ella rodeándola de frigidez, al estar lo suficientemente cerca de ella, como a dos metros de la orilla pude definir sus rasgos, su cabello blanco con tenues destellos azules, un vestido negro con tirantes plateados, haciendo una red alrededor de su pecho cuello y hombros, sus ojos, Dios mío, sus ojos eran violetas, en la cabeza llevaba puesta una corona de flores rojas color negro, en su espalda, frágiles y silenciosas se difuminaban unas alas negras casi transparentes, con un etéreo brillo plateado; su cabello era ondulado, le llegaba ocho dedos debajo de los hombros, enmarcando su bella cara de forma diamante y sus rasgos delicados y sutiles, una nariz pequeña, muy pequeña y unos diminutos labios morados por el frío, en medio de su pecho se apreciaba un lunar de luna menguante, miré el gélido entorno, de las paredes brotaba una delgada capa de agua, se limpiaba las lágrimas con sus pequeñas manos, parecía que se esforzaba mucho en no producir sonido alguno. Un olor a jazmines brotaba del agua y la envolvía ligeramente. Me puse el cabello a ambos lados del cuello para no perder calor. Lo sentía lacio y pegajoso. Cuando llegué al lado de aquella mujer me senté a un lado de ella, no tenía idea de cómo iniciar una conversación si ella tenía la cabeza agachada, mirando sus manos, no sabía que preguntarle, ni como reaccionaría a que una intrusa en su territorio tratara de platicar, así como así si una razón propiamente antecedida, ¿que le diría?, “Hola me llamo diana y me gustaría saber en que puedo ayudarte”, no, no creo que esa sea la manera, un fárrago  de posibles preguntas me llegó en ese momento, pero ninguna iba a corde con la situación, a ver, repasemos, me encuentro en una cueva, con un hada y una criatura con colmillos amenazantes, que en cualquier momento podría matarme.

­—No puedo creer que me hayas convencido de esto, es muy tonto— Me tenía tan harta que diría que si a cualquier cosa.

—Bueno, acércate— Su mirada me tenía pendiendo de un hilo.

Me tenía con el corazón latiendo rápido, tanto que sentía mi pulso en los labios, sentía como la sangre recorría las venas diminutas de mis dedos, tan rápido que me aturdía el sonido de mi pulso.
Sus manos se deslizaron lentamente por mi rostro, mientras yo trataba de no mirarle los ojos, creía que si lo miraba algo malo sucedería. Su pulgar rozó mi labio inferior mientras su cara se acercaba lentamente a mi, “maldito seas, maldito”, no podía evitar maldecirlo, mi confusión era demasiada, no podía creer que me había convencido, pero el idiota no quería regresarme el collar, ah como le encantaba robarme las cosas para luego hacer un intercambio que nunca sucedía, pero que en esta ocasión si le había funcionado.

—Solo es un beso, tranquilízate, respira profundo— Estaba tan cerca que su voz me daba escalofríos, hacía que temblara y me llenara de su siempre delicioso olor a canela y menta.

Probablemente mi cara parecía una manzana madura en esos momentos. A penas podía articular palabras, y éstas salían como un hilo.

—Eres un tonto si crees que es por algo mas que por la kraga¹*, eres desesperante, y tu olor… tu olor…— 



En ese momento sus labios tocaron la comisura de mi boca, me retiro de el tomándome de los hombros.

—Tienes razón, soy un tonto, pude haberte besado labbra* y no me atreví, no pude hacerlo… —me abrazó tan fuertemente que sentía como su corazón latía, fuerte, claro y aún así parecía ser el sonido mas hermoso del mundo.

Me sentía en la cárcel más tranquila, y su respiración era el sonido de la niebla entrando por debajo de la puerta nublando la vista del espejo.

Estábamos en la biblioteca, parados en frente de la mesa, sobre ella mi libro, y la silla estaba a un costado. Estaba atardeciendo y las grandes ventanas daban hacia el laberinto, tras nosotros.

—Pero…—Me costaba trabajo decirlo— aunque seas un tonto, aún así, mi corazón late rápido cuando estas conmigo.

Fijé la mirada en sus hermosos ojos, y chocamos la frente.


— ¿Disculpa?— Le dije tratando de ser amable.

—Shhh, ¿Quieres despertarla?, estás loca. — Respondió bastante rápido.

Creo que me estoy volviendo totalmente loca, una desquiciada, lo único que me falta es empezar a divagar, espera, eso ya lo estoy haciendo, Si estoy loca.
La manera en la que sollozaba silenciosamente me parecía extraña, como si quisiera que ni el viento se diera cuenta.
Pero… que mas da.
Me retiré de ahí, siguiendo el camino gélido, y luego
Mi cabello ahora llegaba al fin de mi espalda. Fui al lugar que sería donde me quitaría el peso de la suciedad muerta de mis presiones, al fondo de la cueva,  me sentía apenada, me quité el vestido, y comencé a lavarme, solo entonces me di cuenta de que mis rodillas estaban raspadas, y me percaté de los arañazos de las ramas y las piedras del camino.
Reconocí una raíz que se encontraba colgando de un hilo de las ramas, servía igual que un jabón, pero su olor era extraño, no sabría como describirlo acertadamente, una mezcla de tierra mojada y hierbabuena. La luz parecía calidamente fría, daba la sensación de un espacio abierto, sin asfixia, tranquilo.









Cordis¹ Corazón (latín)
Pioggia² Lluvia (Italiano)
stvorenge³ criatura (Croata)
kraga¹* collar (islandés)
Labbra* labios (Italiano)

No hay comentarios: